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19 enero, 2018
Llegan las revoluciones del hambre y los hambrientos porque cada vez hay más corrupción, marginación y más diferencias sociales. Han empezado por Irán, Túnez y Sudán y ahora Egipto, Jordania y Marruecos son los más firmes candidatos
Rai al Yaum,
Abdelbari Atuán
Muchos tunecinos que celebran hoy domingo el séptimo aniversario de su revolución repiten lo siguiente: “Logramos libertad pero nuestras condiciones económicas han empeorado”. Resulta paradójico que las celebraciones hayan coincidido con manifestaciones de indignación en la capital y varias ciudades tunecinas para protestar por la carestía, la subida de precios, el aumento de los impuestos, y que los manifestantes hayan coreado los lemas de la revolución tunecina, además de pedir “trabajo, libertad y dignidad nacional”.
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Toda la región de Oriente Próximo se encuentra en estos momentos al borde de las “revoluciones del hambre” sin excepción ninguna y sin diferencias entre pobres y ricos. Los gobiernos corruptos responsabilizan a los pueblos aplastados y oprimidos de la degradada situación económica y suben los precios de los productos de primera necesidad, añaden impuestos, manifiestos y encubiertos, a muchos servicios y productos necesarios en un intento de contener su déficit presupuestario, de pagar los plazos de su deuda pública y de sus beneficios por recomendación del FMI, el gran acreedor y el gran conspirador.
El denominador de todas estas protestas es la subida del precio del pan, con la que no se atrevieron los gobiernos anteriores. Pero se subió el pan en Irán, Túnez, Argelia y Sudán, porque vivimos en el tiempo de romper tabúes, y no descartamos que este escenario se repita pronto en Egipto, Jordania y Marruecos, y hasta en Arabia Saudí.
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Quienes se manifestaron hace años en Túnez, Marruecos, Libia, Egipto, Yemen y Siria pertenecían a la élite política y a la clase media, pero los protagonistas de las revoluciones del hambre pertenecen a la clase aplastada que no posee nada, lo que los hace mucho más peligrosos porque ¿qué tiene que perder una persona a la que le falta el pan mientras ve cómo los “gatos gordos” de la corrupción y a sus familias viven a lo grande, disfrutan de palacios gigantes y de coches de lujo?
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La revolución de los hambrientos podría llegar más deprisa de lo que esperan algunos. La democracia y las libertades ya no están a la cabeza de las prioridades de la mayoría aplastante de la población aplastada, no al menos en estos momentos.
Viñeta de Emad Hayyach para Al Arabi al Yadid